Ixrael Montes es un hombre sencillo. Costeño originario de San José de las Flores, Jamiltepec, pasó su infancia deambulando en el umbral de lo imaginario; sus sentidos excepcionalmente despiertos, le hacían percibir mucho más allá que los demás, todo tenía un brillo especial, los colores de un árbol, la luz del paisaje y también, el destino de aquel trozo de madera que llegaba a la casa del abuelo en la víspera del carnaval y que ante sus ojos se transformaba en una máscara, mientras las maduras manos la acariciaban.
El sentido humano del artista, se traduce también en la solidaria presencia de quien no olvida su origen.
"Mi pintura más que representar tradiciones populares de la Costa chica de Oaxaca, representa ese bejuco que me conecta con mis orígenes. Soy ese pescador de sueños que airosamente se esmera en unir los pedazos de historia y de recuerdos esparcidos en la arena de una paya desierta, ese pescador que casi con desesperación se empeña en unir el rompecabezas al cual, por fortuna le faltan piezas, ese infortunio lo mantiene soñando y en constante búsqueda para el bien de mi obra".
