Alan Altamirano

Nació un 3 de junio de 1988, en la ciudad de Oaxaca, a la edad de los 16 años empezó su carrera artística. Posteriormente se forma como licenciado en Artes Plásticas y Visuales en la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca.

"Líneas infinitas" dicen algunos que las líneas no existen en la naturaleza, que son una invención humana para fijar bidimensionalmente las tres dimensiones de aquello que nos rodea, para aprehender conceptualmente los volúmenes y construir nuestras limitadas comprensiones de la complejidad. Hoy parece que todas las líneas han dejado de ser claras y sencillas para tornarse redes, marañas, madejas, contextos más o menos indescifrables. El concepto de linealidad de la historia explotó hecho añicos con las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki. Hasta las líneas fronterizas, siempre interesadamente artificiosas, no dejan de ser inagotable fuente de conflictos.

Precisamente los viajes a diferentes naciones, las experiencias vividas y las personas conocidas han sido el caldo de cultivo del que surgen el conjunto de obras que componen esta exposición. Como un correlato gráfico del vuelo del avión que traza blancas y evanescentes paralelas sobre la bóveda celeste, las líneas de negra tinta siguen ocupando el protagonismo esencial del quehacer plástico de Alan Altamirano. Líneas que giran vertiginosas, sin cesar, se curvan, tensan, concentran y expanden en un juego constante de conformación de un espacio singular de profundas raíces autobiográficas y simbólicas. La presencia recurrente de la figura femenina sigue ofreciendo esa dimensión central, geológica, cósmica, matizada cada vez más por el peso de la narración que se va desplazando hacia esos fondos cargados de elementos de diversa naturaleza, analítica, geométrica, simbólica, autobiográfica, representativa, onírica...

Resulta especialmente complicado, y seguramente estéril, tratar de establecer un solitario hilo discursivo, unívoco, unidireccional. Antes por el contrario, conviene desplazar sin complejos y sin ataduras nuestra visión y seguir el juego apasionante de arabescos bellamente cincelados, de trazos orgánicos y organizados que nos conducirán por superficies de cuerpos femeninos, por selvas de cabellos poderosos y melenas de lianas trepadoras, por laberintos ópticos y composiciones siderales, por rostros soñados de arquetipos ignotos, por simetrías especulares de azogues oscuros e impenetrables.

Grabados de fuerzas elementales en los que vislumbramos el reflejo inquietante de estos hilos mágicos de fuego y aire, de plata y azabache.   

-Juan Bta. Peiró (Diciembre 2015).